Universidad Nacional Autónoma de México Facultad de Estudios Superiores Iztacala
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Estrés postraumático causado por sismos Bases teóricas
Dr. Enrique Luis Graue Wiechers Rector Dra. María del Coro Arizmendi Arriaga Directora Dr. Ignacio Peñalosa Castro Secretario General Académico Dr. Luis Ignacio Terrazas Valdés Secretario de Desarrollo y Relaciones Institucionales Dr. Raymundo Montoya Ayala Secretario de Planeación y Cuerpos Colegiados CP Reina Isabel Ferrer Trujillo Secretaria Administrativa Dra. Ana Elena Del Bosque Fuentes Jefa de la Carrera de Psicología MC José Jaime Ávila Valdivieso Coordinador Editorial
Universidad Nacional Autónoma de México Facultad de Estudios Superiores Iztacala fes Iztacala, unam 2022 Carolina Santillán Torres Torija coordinadora Estrés postraumático causado por sismos Bases teóricas autores Abner Soto González • María Luisa Tavera Rodríguez Maribel Sandoval Álvarez • Alba Luz Robles Mendoza • Violeta Espinosa Sierra Jorge Luis Salinas Rodríguez • Nélida Padilla Gámez • Mario Fausto Gómez Lamont Anabel De la Rosa Gómez • Mariana Linage Rivadeneyra • Luz de Lourdes Eguiluz María Luisa Plasencia • Miguel Marín Tejeda • David Alberto Rodríguez-Medina Benjamín Domínguez-Trejo • Luis Alberto Morales Hernández Irving Armando Cruz-Albarrán • Carolina Santillán Torres Torija
Estrés postraumático causado por sismos Bases teóricas Primera edición: enero 2022 D.R. © 2022 Universidad Nacional Autónoma de México. Ciudad Universitaria, Alcaldía de Coyoacán, CP 04510, Ciudad de México, México. Facultad de Estudios Superiores Iztacala Avenida de los Barrios n.o 1, Los Reyes Iztacala, Tlalnepantla de Baz, CP 54090, Estado de México, México. www.iztacala.unam.mx ISBN: 978-607-30-5384-6 Esta edición y sus características son propiedad de la Universidad Nacional Autónoma de México. Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio sin la autorización escrita del titular de los derechos patrimoniales. apoyo técnico MC José Jaime Ávila Valdivieso CUIDADO DE LA EDICIÓN Dra. Azul Gabriela Valdivieso Martínez† PLH Jorge Arturo Ávila Gómora CORRECCIÓN DE ESTILO DG Héctor Antonio Caldera Roldán DIAGRAMACIÓN, DISEÑO DE PÁGINA, FORMACIÓN EDITORIAL Y DISEÑO DE PORTADA Impreso y hecho en México Catalogación en la publicación UNAM. Dirección General de Bibliotecas Nombres: Santillán Torres Torija, Carolina, editor, autor. | Soto González, Abner, autor. | Tavera Rodríguez, María Luisa, autor. | Sandoval Álvarez, Maribel, autor. | Robles Mendoza, Alba Luz, autor. | Espinosa Sierra, Violeta, autor. | Salinas Rodríguez, Jorge Luis, autor. | Padilla Gámez, Nélida, autor. | Gómez Lamont, Mario Fausto, autor. | Rosa Gómez, Anabel de la, 1983-, autor. | Linage Rivadeneyra, Mariana, autor. | Eguiluz Romo, Luz de Lourdes, autor. | Plasencia, María Luisa, autor. | Marín Tejada, Miguel, autor. | Rodríguez-Medina, David Alberto, autor. | Domínguez Trejo, Benjamín, autor. | Morales Hernández, Luis Alberto, autor. | Cruz-Albarrán, Irving Armando, autor. Título: Estrés postraumático causado por sismos : bases teóricas / Carolina Santillán Torres Torija, coordinadora ; autores, Abner Soto González, María Luisa Tavera Rodríguez, Maribel Sandoval Álvarez, Alba Luz Robles Mendoza, Violeta Espinosa Sierra, Jorge Luis Salinas Rodríguez, Nélida Padilla Gámez, Mario Fausto Gómez Lamont, Anabel De la Rosa Gómez, Mariana Linage Rivadeneyra, Luz de Lourdes Eguiluz, María Luisa Plasencia, Miguel Marín Tejeda, David Alberto Rodríguez-Medina, Benjamín Domínguez-Trejo, Luis Alberto Morales Hernández, Irving Armando Cruz-Albarrán, Carolina Santillán Torres Torija. Descripción: Primera edición. | México : Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Estudios Superiores Iztacala, 2022. Identificadores: LIBRUNAM 2099463 (impreso) | LIBRUNAM 2121698 (libro electrónico) | ISBN 9786073028059 (impreso) | ISBN 9786073053846 (libro electrónico). Temas: Trastorno por estrés postraumático -- Aspectos sociales. | Estrés (Psicología) -- Estudio de casos. | Terremotos -- Aspectos psicológicos. | Terremoto de la Ciudad de México, 2017. Clasificación: LCC RC552.P67.S325 2021 (impreso) | LCC RC552.P67 (libro electrónico) | DDC 616.8521—dc23 Esta obra fue dictaminada por pares académicos nacionales e internacionales expertos en el tema y adscritos al Comité Editorial de la FES Iztacala. Libro financiado por el Consejo Económico y Social de la Ciudad deMéxico, a través del proyecto “Protocolo de reacción y modelo de intervención psicológica relacionado con el impacto emocional en la población y el estrés postraumático después de un desastre en la Ciudad de México”.
AGRADECIMIENTOS Al Comité Científico para la Reconstrucción y Futuro de la CDMX por su invaluable apoyo. Al Consejo Económico y Social de la Ciudad de México por el financiamiento brindado para la realización de este trabajo. A la directora de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala de la UNAM, Dra. Patricia Dolores Dávila Aranda, por su apoyo. A las psicólogas Berenice García Dávila, Diana Karina Martínez Zamudio y Cecilia Vázquez de León por su incansable trabajo y compromiso.
ÍNDICE Prólogo.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . I Prefacio. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .VII Psicólogos mexicanos ante situaciones de desastre: una revisión histórica. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 Marco ético-jurídico ante situaciones de desastres naturales en México. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .21 Estrés postraumático y agudo y su impacto emocional: definición y prevalencia en situaciones de desastre. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .45 Familias mexicanas ante situaciones de desastre y la terapia en red.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .69 Terapia de sesión única después del sismo #19s en la comunidad LGBT. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .91
Estrés postraumático causado por sismos Bases teóricas Terapia de exposición para estrés postraumático en situaciones de desastre. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 109 Eventos estresantes, su relación con el TEPT y uso de sustancias en personas expuestas.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 133 Resiliencia ante situaciones de desastre. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 147 Cuidado del cuidador: un modelo de terapia grupal para prevenir fatiga por compasión. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 173 Procedimientos de evaluación e intervención psicofisiológica breve. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 201
PRÓLOGO Una de las principales aportaciones de la obra que aquí se presenta es contribuir a la formación de los futuros profesionales de la psicología y apoyarlos a trasladar parte de la evidencia científica contemporánea sobre el estrés postraumático (EPT) a otros profesionales y público de México. Lo que se intenta aquí es hacer una distinción útil de las iniciativas teóricas vs. aquellas estructuradas necesarias para lidiar con el complejo y costoso problema del EPT, definido por las anomalías de la función normal y por sus alteraciones sociales, culturales y económicas. Hoy día, los especialistas pueden optar por lidiar con las alteraciones funcionales, o bien, inclinarse por sus condicionantes socioculturales. En este sentido, este libro representa un intento estructurado de convencer a los especialistas en psicología y áreas afines que el comportamiento y la experiencia son críticas para la futura comprensión y tratamiento del EPT. En él se incluye la discusión de varios temas principales que se entrelazan y contrastan: valiosos
Estrés postraumático causado por sismos Bases teóricas II aprendizajes acumulados del terremoto de 2017 (incluyendo las intervenciones durante y después del fenómeno sísmico), la preservación de la identidad a través de esas transiciones; interacciones con el comportamiento, como los niveles de competencia profesional de los psicólogos, la prevalencia de estos trastornos, el consumo de sustancias, fumar, dieta y ejercicio, con impacto en la salud; y los problemas prácticos de la prestación de asistencia sanitaria equitativa y adecuada. Los capítulos que componen esta obra analizan tanto las interacciones mente-cuerpo como aquellas experto-paciente; es decir, comportamiento del paciente-víctima-sobreviviente o testigo, el rol del psicólogo y el marco de los problemas sociales y culturales que giran alrededor de estas. Asimismo, tratan la relación y etapas de la interacción e intervención no farmacológica entre el psicólogo y el paciente; documenta los diversos mecanismos psicológicos que influyen en el buen desenlace del paciente-víctima-sobreviviente o testigo. Estos incluyen el conocimiento apuntalado en evidencia científica, el tratamiento que proporciona el psicólogo con la expectativa de alcanzar un beneficio, la percepción por parte del paciente-víctima de ser escuchado, el acuerdo de confianza mutua paciente-experto sobre la naturaleza del problema, la viabilidad y contingencia del tratamiento, alineado a un significado aceptable asociado al problema. Cabe mencionar que las implicaciones prácticas de la investigación contemporánea sobre los efectos de las expectativas, en particular sobre el placebo y el nocebo (Colloca, Lopiano, Lanotte, & Benedetti, 20041; Amanzio y Benedetti, 19992), han remarcado la 1 Colloca, L., Lopiano, L., Lanotte, M., & Benedetti, F. (2004). Overt versus covert treatment for pain, anxiety, and Parkinson’s disease. The Lancet Neurology, 3, 679-684. doi: 10.1016/S14744422(04)00908-1 2 Amanzio, M. y Benedetti, F. (1999). Neuropharmacological dissection of placebo analgesia: Expectation-activated opioid systems versus conditioning-activated specific subsystems. The Journal of Neuroscience, 19, 484-494.
PRÓLOGO III importancia de las variables asociadas con la interacción especialista en salud-paciente, tal vez no sea sorprendente que Santillán, en consonancia con los autores de la mayoría de los capítulos del libro, abogan por la atención psicológica centrada en el paciente. Es difícil cuestionar la premisa básica de que los psicólogos deberían reconocer a sus pacientes como seres humanos en un estado de vulnerabilidad exacerbada, en lugar de solo como usuarios del conocimiento psicológico especializado. Al respecto, un problema práctico, considerando las condiciones que prevalecen en los países con presupuestos bajos o medios, es la gran cantidad de tiempo que toma la atención psicológica centrada en el paciente. Escuchar con atención a este último es sólo el comienzo; los diagnósticos, a menudo, requieren una descripción elaborada y habilidades notables para la comunicación; luego, está el requisito de explorar una gama de opciones de tratamiento, valorando sus respectivos méritos (TCC, exposición, enfoque familiar, entre otras). Alcanzar un entendimiento sobre el impacto del trauma y el tratamiento en la vida de una persona puede ser agotador y, a menudo, resulta imposible. Otro problema es tratar de decidir qué ayudará a un paciente particular. Algunos pacientes valoran la honestidad y franqueza, pero otros experimentan eso como brutal y burdo. Algunos pacientes valoran la preocupación por su bienestar emocional, pero otros perciben eso como intrusivo. En respuesta a estas dificultades, las instituciones académicas y las organizaciones producen largos protocolos, normas e instrucciones que son onerosos, restan valor y oportunidades de colaboración con otras especialidades y, con frecuencia, se reducen a una serie de “cajas de control” que pueden ser tan impersonales como el médico brusco que nunca nos ve a los ojos. Considerando el número de capítulos, la capacidad de convocatoria es elevada; la necesidad de ejercer una revisión crítica del material es un problema secundario en todo el libro. Por ejemplo, los
Estrés postraumático causado por sismos Bases teóricas IV capítulos 4, 5 y 7, que pueden categorizarse como el manejo de casos excepcionales o difíciles, ofrecen lineamientos que pueden conceptualizarse como clave para trabajar eficazmente con pacientes con trastornos funcionales (EPT), uno de ellos es evitar la tentación de dicotomizar a los pacientes como físicos o mentales, y de apegarse a encuadrar toda enfermedad en un contexto biopsicosocial. Cabe señalar que el modelo biopsicosocial postula que la enfermedad es el producto de subsistemas biológicos, psicológicos y sociales que interactúan a múltiples niveles; el consejo no está mal, pero es demasiado vago y general. Este modelo es más descriptivo que directivo, no proporciona mecanismos de enfermedad ni ayuda con un diagnóstico específico por paciente. El concepto es tan amplio que casi cualquier diagnóstico y casi cualquier comportamiento de enfermedad puede subordinarse bajo la etiqueta biopsicosocial, sin avance obvio en la comprensión. Además, la insistencia en que se adopte un marco biopsicosocial niega la posibilidad de que algunos pacientes puedan beneficiarse de un enfoque más binario. Un paciente que “se apoya” en una enfermedad física para enmascarar un problema emocional, por ejemplo, podría beneficiarse de ser dicotomizado como tener un trastorno mental en lugar de un problema físico. Una manifestación central del trastorno de estrés postraumático (TEPT) es una desconexión entre el estado fisiológico y los procesos psicológicos o de comportamiento necesarios para responder adecuadamente a las demandas ambientales. Los pacientes con TEPT experimentan oscilaciones anormales en estados autonómicos que soportan comportamientos de lucha y huida o retirada, la inmovilización y la disociación sin un estado intermedio de “calma” que puede proporcionar oportunidades para interacciones sociales positivas. Esta disposición autonómica defensiva en principio es adaptativa para situaciones peligrosas que amenazan la vida, pero en el contexto cotidiano puede contribuir a la angustia psicosocial y al deterioro de las relaciones sociales. La perpetuación de estas
PRÓLOGO V respuestas autonómicas inadaptadas puede contribuir al desarrollo de problemas de salud mental comórbidos como depresión, soledad y hostilidad, lo cual modifica aún más la naturaleza del comportamiento cardiovascular y con el tiempo, cambios en la función autonómica, endocrina e inmune. La evidencia convergente de los últimos 10 años, vista a través de la lente de los principios organizativos derivados de la teoría de Polyvagal (Porges, 20073; Porges et al., 2013)4, suministra una vía plausible, a través de la cual, el EPT categorizado como enfermedad crónica del órgano sub-diafragmático –incluyendo el dolor– pueden comprenderse como estados defensivos neurofisiológicos evolutivos provocados por la amenaza a la vida y el abuso. Cuando la causa orgánica no es evidente, los problemas funcionales o el dolor crónico difuso pueden ser un marcador de un sistema nervioso traumatizado. En lugar de sólo centrarse en los síntomas de la enfermedad como órgano, tejido o vía específica, la comprensión de los principios organizativos, a través de los cuales, el sistema nervioso regula los órganos viscerales y las señales aferentes, puede conducir a enfoques integrativos que se basan en los circuitos de retroalimentación neurofisiológica evolutiva. Las aplicaciones recientes de la estimulación eléctrica del nervio vago (Burger et al., 2019)5 son prometedoras tanto para el tratamiento del EPT como para el dolor y los trastornos gastrointestinales funcionales. Estos tratamientos estimulan la señalización vagal aferente, lo que puede aumentar la regulación del complejo ventro vagal (VVC) y fortalecer los circuitos de 3 Porges, S. W. (2007). The Polivagal Perspective. Biological Psycholy, 74(2), 116–143. doi: 10.1016/j. biopsycho.2006.06.009. 4 Porges, S. W., Macellaio, M., Stanfill, S. D., McCue, K., Lewis, G. F., Harden, E. R., Handelman, M., Denver, J., Bashenova, O. V., & Heilman, K. J. (2013). Respiratory sinus arrhythmia and auditory processing in autism: Modifiable deficits of an integrated social engagement system? International Journal of Psychophysiology, 30; 88(3), 261-70. 5 Burger, A. M., Van der Does, W., Thayer, J. F., Brossochot, J. F., & Verkuil, B. (2019). Trascutaneous vagus nerve stimulation reduces spontaneous but not induced negative thought intrusions in high worrier. Biological Psychology, 142, 80-89.
Estrés postraumático causado por sismos Bases teóricas VI retroalimentación relacionados con la seguridad natural del cuerpo que inhiben la señalización del dolor y promueven una regulación gastrointestinal eficiente. Esto sugiere que la estimulación del nervio vago probablemente influye en la vía general relacionada con el dolor y la nocividad, y puede tener beneficios para una variedad de problemas relacionados con la neurofisiología. Por otra parte, existe evidencia creciente en el sentido que las características acústicas asociadas con estados de seguridad en los mamíferos están integradas en las bandas de frecuencia y modulación espectro-temporal (Stewart et al., 2015)6 y el trabajo preliminar demuestra que estas propiedades pueden ser efectivas para promover la activación del VVC para aplicaciones clínicas (Burger et al., 2019). Es deseable que las experiencias y innovaciones reseñadas en este libro se integren pronto con modelos integrativos (por ejmeplo, teoría polivagal) en beneficio de personas afectadas por el EPT. Benjamín Domínguez Trejo Facultad de Psicología, UNAM Ciudad de México, marzo 2019 6 Stewart, A. M., Lewis, G. F, Yee, J. R, Kenkel, W. M., Davila, M., Carter, C. S., & Porges, S. W. (2015). Acoustic features of prairie vole (Microtus ochrogaster) ultrasonic vocalizations covary with heart rate. Physiology and Behavior, 138: 94-100.
PREFACIO El pasado sismo del 19 de septiembre de 2017 representó, por una parte, un desafío para la nueva generación de profesionales de la salud mental, en términos de atención psicológica urgente, y por otra, la confirmación de la solidaridad del pueblo mexicano. No obstante, también mostró que la organización, el tipo de atención y la estandarización de los primeros auxilios psicológicos a la población volvieron a quedar pendientes; asimismo, dejó al descubierto la necesidad de capacitar continuamente a los psicólogos adscritos a las instituciones de la Ciudad de México (CDMX) en un protocolo, con el fin de atender el malestar emocional en lo inmediato, pero también las problemáticas asociadas a las pérdidas en el mediano plazo. Tras vivir un desastre natural, un gran número de personas percibe que su vida está en continuo riesgo, lo cual puede generar en el mediano y largo plazos dificultades emocionales, incrementar el consumo de sustancias, presentar síntomas de estrés agudo
Estrés postraumático causado por sismos Bases teóricas VIII (EA) o postraumático (EPT), sintomatología depresiva y conductas asociadas al suicidio. El desastre natural no solo coloca al individuo en una situación que desafía la sensación de control y orden en lo cotidiano, sino que le enfrenta a un desgaste constante. Esto sin mencionar las pérdidas económicas, habitacionales, personales, de confianza en las instituciones y de la tranquilidad, lo cual se puede agravar cuando se trata de personas que se encuentran de por sí en alta vulnerabilidad socioeconómica, pues si antes contaban con pocas oportunidades de desarrollo y movilidad social, tras un un evento de esta naturaleza, se colocan ante un mayor factor de riesgo de desarrollar un trastorno mental. Mucho ha cambiado desde 1985, México es un país social, política y económicamente distinto al de entonces. Desde la psicología y desde el particular estudio de los eventos altamente estresantes y traumáticos1, y la alta exposición de los habitantes de la CDMX a eventos violentos, han tenido como consecuencia el diseño y evaluación de la efectividad de programas de intervención para atender a sobrevivientes de estas catástrofes. Además, el propio manual de evaluación y diagnóstico de trastornos mentales (DSM) y la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) han hecho adecuaciones en estos años para los trastornos relacionados con estrés y trauma. Por ejemplo, el término neurosis traumática ha ido desapareciendo como entidad diagnóstica y los tratamientos basados en la evidencia son el referente para los psicólogos en formación. Asimismo, la bibliografía reporta que infortunadamente, las publicaciones en habla hispana son mínimas en comparación con más de 100 catástrofes ocurridas entre 2001 y 2010 (Pineda y López-López, 2010)2. En este contexto, en las últimas 1 El derrumbe de las torres gemelas de Nueva York en el 2001, el tsunami en el 2006, el sismo en Kumamoto en 2016, por mencionar algunos. 2 Pineda, C. y López-López, W. (2010). Atención Psicológica postdesastres: Más que un "guarde la calma". Una revisión de los modelos de las estrategias de intervención. Terapia psicológica, 28, 155-160.
PREFACIO IX décadas se ha transformado la forma de atender a las personas y existe una tendencia hacia una mayor aplicación de intervenciones con un enfoque cognitivo-conductual. En el caso del sismo de 2017, ocurrido en México, diferentes agrupaciones de psicólogos, instituciones académicas y asociaciones implementaron el apoyo a la población haciendo uso de los primeros auxilios psicológicos. Ejemplo de este trabajo es el de Palacios y Téllez (2017)3, quienes en el estado de Morelos, integraron 16 brigadas de apoyo que asistieron a las comunidades más afectadas, generaron acciones de mapeo de necesidades y dieron capacitación al personal de salud. Su trabajo tuvo como objetivo, por un lado, atender el malestar emocional resultado de la experiencia traumática y, por otro, restablecer los recursos individuales cognitivos y emocionales antes de la crisis; asimismo, se buscó la prevención entrenando en el desarrollo de conductas que afectan la salud de los individuos y su capacidad de respuesta. A un mes del sismo, generaron otras acciones concretas como atender a grupos específicamente vulnerables, intervenir en los centros educativos, capacitar al personal de salud y escolar para implementar primeros auxilios psicológicos, derivar casos a instancias gubernamentales y organizar grupos de apoyo psicológico. Como en otros desastres naturales, la academia participó de manera activa junto con el sector civil. Las facultades de Psicología y de Estudios Superiores Iztacala de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Centro Interdisciplinario de Ciencias de la Salud (CICS) del Instituto Politécnico Nacional (IPN), entre otras casas de estudios, implementaron programas de atención psicológica para los estudiantes y la comunidad, cursos–talleres de primeros auxilios psicológicos a alumnos y egresados, y en un segundo momento, 3 Palacios, B. y Téllez, J. (2017). La importancia de la atención a la salud mental en situaciones de desastre. Experiencia de brigadas de apoyo psicológico de emergencia universitaria después de un sismo del 19 de septiembre de 2017 en México. Salud, 49, 513-516.
Estrés postraumático causado por sismos Bases teóricas X atención a los voluntarios que estuvieron en contacto con el desastre y seguimiento a la comunidad. Los egresados, en su vocación de ayuda, cumplieron con los Principios Éticos de los Psicólogos y el Código de Conducta, donde se establece que, durante una emergencia, los psicólogos pueden proveer servicios cuando los otros servicios de salud mental no están disponibles, aún cuando no hayan obtenido el entrenamiento necesario (Artículo 2.02, APA, 2016)4; de esta manera, dieron ayuda en las calles, albergues y en los centros de acopio. Por su parte, la Secretaría de Salud de la CDMX, que incluye al Hospital de las Emociones y a los psicólogos adscritos al programa Estoy contigo, otorgó de forma gratuita atención psicológica y psiquiátrica a damnificados por sismo; su trabajo se realizó en dos vertientes: atención a través de la línea telefónica de Medicina a Distancia y mediante la incorporación de psicólogos a las brigadas médicas. El centro de control se dispuso en la Clínica Especializada Condesa y se instalaron puntos de atención-contención psicológica. También se brindó tanto apoyo emocional, mediante brigadas de primeros auxilios psicológicos en refugios temporales, puntos críticos y carpas de salud mental en diferentes puntos de la CDMX, como capacitación rápida en el manejo de intervención breve a grupos o instituciones interesadas (Ahued-Ortega, 2018)5. Otras organizaciones, como la Asociación Psicoanalítica Mexicana, participaron activamente habilitando líneas telefónicas o atención psicológica de emergencia en los refugios temporales. Asimismo, la UNAM habilitó servicios de primeros auxilios psicológicos en la Facultad de Psicología, en la FES Iztacala y en los campus distribuidos en la zona metropolitana, y proporcionó apoyo a distancia a través de distintas plataformas. 4 American Psychiatric Association (APA) (2016). Ethical principles of psychologists and code of conduct. Washington, DC: APA. 5 Ahued-Ortega, A. (2018). Terremoto en México: la respuesta en salud del gobierno de la Ciudad de México. Salud Pública de México, 60(Supl. 1), 83-89.
PREFACIO XI Al hacer una reflexión sobre la atención brindada en 2017, Álvarez-Icaza y Medina Mora (2018)6 señalan que la atención posterior al sismo, en términos de intervenciones psicosociales, tendría que estar enfocado a tres tareas: 1. Capacitación para los profesionales que requieran atender trastornos en el primer nivel de atención. 2. Detección oportuna del trastorno de estrés agudo y el duelo. 3. Detección y atención del estrés postraumático, abuso de sustancias y riesgo suicida. Todas, mencionan los autores, tendrían que estar apegadas a las líneas de buenas prácticas ya establecidas por organismos internacionales. En este sentido, y tras revisar la efectividad y organización de la atención psicológica a la población posterior al sismo de 2017, surgieron algunas necesidades, entre las importantes se encuentran: a) Incorporar a los planes de estudio de las licenciaturas en Psicología de universidades públicas y privadas en México, la formación en primeros auxilios psicológicos, manejo del estrés agudo, postraumático y trastornos asociados después de un desastre natural o provocados por el hombre, con técnicas basadas en la evidencia. b)Capacitar continuamente a los psicólogos adscritos a la Secretaría de Salud de la CDMX en la atención de EPT. c) Implementar una estrategia de detección temprana y canalización de personas con sintomatología de EPT. Al respecto, el presente texto desarrolla una propuesta para capacitar tanto a estudiantes de psicología como a egresados, psicólogos adscritos a la Secretaría de Salud de la Ciudad de México, 6 Álvarez-Icaza, D. y Medina-Mora, M. (2018). Impacto de los sismos de septiembre de 2017 en la salud mental de la población y acciones recomendadas. Salud Pública de México, 60, S52- http:// dx.doi.org/10.21149/9399.
Estrés postraumático causado por sismos Bases teóricas XII y a la comunidad de profesionales de salud mental interesados en profundizar en el tema de la atención de la población después de un desastre natural como un sismo, no sólo como habitantes de la Ciudad de México y zona conurbada. Consideramos primordial que una vez realizada la intervención de urgencia, es necesario dar seguimiento con el fin de establecer el protocolo de reacción y proponer el modelo de intervención psicológica relacionada con el impacto emocional en la población y la atención del estrés postraumático (EPT). Con base en los criterios internacionales para el diagnóstico de EPT, será necesario detectar aquellas personas que empiezan a desarrollar síntomas incapacitantes derivados del desastre natural. Es posible que algunas de estas personas comiencen a consumir sustancias para intentar paliar los síntomas de ansiedad, algunas de ellas de forma paralela desarrollarán sintomatología depresiva y el peor de los desenlaces de todos los trastornos mentales: el suicidio. Para esta segunda fase, la Asociación Americana de Psicología (APA, 2017)7, el Instituto Nacional de Psiquiatría, en sus Guías clínicas (Heinze y Camacho, 20108; Cárdenas, Feria, Palacios y de la Peña, 2010)9, el Instituto de Salud Mental de Estados Unidos (NIMH, 2016)10, entre otras organizaciones, señalan que una de las mejores intervenciones para el tratamiento es la psicoterapia cognitivo-conductual. Considerando lo anterior, y con el objetivo principal de establecer una estrategia de respuesta inmediata ante una situación de desastre en la CDMX se propuso diseñar el “Protocolo de reacción 7 APA (2017). Clinical Practice Guideline for the Treatment of PTSD. Washington: APA. https://www. apa.org/ptsd-guideline/ptsd.pdf 8 Heinze, G. y Camacho, P. V. (2010). Guía clínica para el Manejo de Ansiedad. México: Instituto Nacional de Psiquiatría (Serie: Guías Clínicas para la Atención de Trastornos Mentales). 9 Cárdenas, E. M., Feria, M., Palacios, L. y De la Peña, F. (2010). Guía Clínica para los Trastornos de Ansiedad en Niños y Adolescentes. México: Instituto Nacional de Psiquiatría. 10 Instituto de Salud Mental de Estados Unidos (NIMH) (2016). Trastorno por estrés postraumático. Nueva York: NIMH, Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos.
PREFACIO XIII y modelo de intervención psicológica, relacionado con el impacto emocional en la población y el estrés postraumático después de un desastre en la Ciudad de México”, cuyos objetivos particulares fueron: 1. Identificar, con base en la experiencia de trabajo en campo, necesidades de atención psicológica que el personal percibió ante la contingencia del sismo del pasado 19 de septiembre de 2017. 2. Diseñar un protocolo de reacción para psicólogos adscritos a la Secretaría de Salud de la Ciudad de México, después de un desastre. 3. Capacitar a una muestra de psicólogos que trabajan en instituciones de la CDMX, mediante un taller de 40 horas para atender el impacto emocional en la población (estrés postraumático, sintomatología depresiva y conductas asociadas al suicidio), a partir del sismo del pasado 19 de septiembre de 2017. 4. Capacitar a los no profesionales de salud mental (médicos, enfermeras, paramédicos, docentes) adscritos al Hospital de las Emociones, Secretaría de Salud y DIF como Guardianes de Emergencias Psicológicas para apoyar en la identificación y canalización de personas en riesgo de presentar una problemática de salud mental después del sismo. De aquí se desprendieron actividades, de acuerdo con las fases siguientes: a) Fase 1: – Reuniones con funcionarios al frente del Hospital de las Emociones de la Ciudad de México, DIF y Secretaría de Salud de la CDMX, con el objetivo de conocer las características generales de los profesionales que recibirían la capacitación – Generar una agenda de trabajo e identificar las necesidades de capacitación del personal
Estrés postraumático causado por sismos Bases teóricas XIV – Capacitar a cuatro egresados de la licenciatura en Psicología en el taller de Guardianes de Emergencias Psicológicas, después de un desastre – Planear la capacitación presencial y en línea para psicólogos – Diseñar y redactar el Programa de Atención – Convocar a diversos especialistas para diseñar y elaborar una obra de corte teórico sobre emergencias psicológicas en caso de sismo. b)Fase 2: – Capacitar al personal para atender el impacto emocional en la población (estrés agudo y postraumático) – Publicar el manual de intervención – Publicar los vídeos para la capacitación a distancia – Publicar la obra teórica sobre emergencias psicológicas de un sismo – Capacitar a Guardianes de Emergencias Psicológicas – Supervisar casos. De este proyecto se desprenden dos obras, el Programa de Atención, el cual incluye material para las sesiones con los consultantes del servicio de atención psicológica y la obra que el lector tiene en sus manos, que complementa dicho programa y que se conforma por 10 capítulos, lo cuales revisan el impacto psicológico en la población después de un desastre, desde distintos puntos de vista, entre ellos, la psicología jurídica, la psicología social, la psicoterapia cognitivo-conductual, la psicoterapia familiar sistémica, el enfoque de género, atendiendo el autocuidado del cuidador, y la psicofisiología. En el primero de ellos, Abner Soto González, María Luisa Tavera Rodríguez y Maribel Sandoval Álvarez llevan a cabo una revisión de la historia sísmica de México, así como de la intervención de psicólogos ante este tipo de desastres naturales. Por su parte, Alba Luz Robles Mendoza revisa, en el capítulo número dos, los marcos ético-jurídico,
PREFACIO XV conceptual y jurídico internacional en casos de desastres naturales; asimismo, proporciona antecedentes socio-jurídicos de la atención de desastres naturales en México y presenta los aspectos ético-jurídicos en el manejo ambiental y de prevención de desastres. A su vez, Violeta Espinosa Sierra y José Luis Rodríguez Salinas plantean, en el capítulo tres, el impacto emocional de las catástrofes, revisan los criterios diagnósticos de estrés agudo y postraumático a lo largo de la historia y resaltan los síntomas más importantes; además, realizan un recuento de la prevalencia en trastorno por estrés postraumático. En el capítulo cuatro, Nélida Padilla Gámez expone un marco teórico básico para entender los ciclos de la familia para después, reflexionar sobre el impacto que tiene un desastre natural en las particularidades de la familia mexicana. Mientras tanto, Fausto Gómez Lamont subraya, en el capítulo cinco, la importancia de tener sensibilidad al atender personas de la comunidad LGBTTTIQA y analiza los principios teóricos y prácticos de la terapia basada en soluciones enfocadas a esta población. El capítulo seis, realizado por Anabel De la Rosa Gómez, refiere los tratamientos psicológicos que han demostrado ser eficaces para trabajar el estrés postraumático desde su experiencia clínica, con énfasis en técnicas de psicoterapia cognitivo-conductual, terapia de exposición y de exposición prolongada, entrenamiento en inoculación del estrés, terapia de procesamiento y desensibilización por movimientos oculares, así como los factores de fracaso terapéutico. Por su parte, Mariana Linaje Rivadeneyra estudia, en el capítulo siete, las intervenciones más efectivas para trabajar con estrés postraumático; utiliza un caso como ejemplo y se enfoca en la atención de problemas relacionados con el uso de sustancias derivadas de la experiencia de haber vivido el sismo; asimismo, presenta una intervención paso a paso, donde se combina un modelo para bebedores problema y terapia de exposición.
Estrés postraumático causado por sismos Bases teóricas XVI El concepto de resiliencia es retomado por Lourdes Eguiluz Romo y María Luisa Plasencia Vilchis en el capítulo ocho, en donde proponen estrategias para los individuos de las familias y las comunidades después de un desastre natural. Miguel Marín Tejeda brinda, dentro del capítulo nueve, provee de algunas herramientas para estar atento al profesional de la salud mental, cuando aparecen consecuencias del trauma vicario y, con base en un modelo de autocuidado como marco conceptual, propone la posibilidad de prevenir el síndrome de fatiga por compasión. Por último, en el capítulo 10, David Rodríguez Medina, Benjamín Domínguez Trejo, Luis Alberto Morales Hernández e Irving Armando Cruz Albarrán narran su experiencia con el uso de procedimientos de evaluación e intervención psicofisiológica breve, después del sismo, para identificar aquellas personas que estarán en mayor riesgo de desarrollar EPT. Esperamos que este material sea de utilidad tanto para psicólogos en formación como a los psicólogos más experimentados. Carolina Santillán Torres Torija Coordinadora
1 PSICÓLOGOS MEXICANOS ANTE SITUACIONES DE DESASTRE: UNA REVISIÓN HISTÓRICA Abner Soto González María Luisa Tavera Rodríguez Maribel Sandoval Álvarez Nuestra tarea es historiar estos saberes para que puedan ser la base de acciones futuras Alfonso Díaz Definición Para dar inicio a este capítulo es primordial contestar la interrogante ¿a qué llamamos desastre? Dentro del lenguaje coloquial, se entiende como una desgracia o calamidad, lo cual resulta ambigüo. Para ser precisos, es necesario señalar que es sinónimo de catástrofe y hace referencia a: … un acontecimiento de tal gravedad y magnitud que normalmente causa muertos, heridos y daños materiales, y que no puede ser manejado con los procedimientos y recursos gubernamentales de rutina. Requiere una respuesta inmediata, coordinada y efectiva de múltiples organizaciones gubernamentales y del sector privado para satisfacer las necesidades humanas y acelerar la recuperación (Federal Emergency Management Agency, 1984; citado por Myers, 2006).
Estrés postraumático causado por sismos Bases teóricas 2 Por su parte, Campuzano et al. (1987) establecen una primera división sobre los desastres, referida a aquellos ocasionados por los hombres o sociales, como incendios, explosiones o guerras; y una segunda división para los naturales, cuya característica principal es ser menos previsibles, como terremotos, inundaciones, avalanchas, maremotos, tifones y erupciones volcánicas. Desde un punto de vista sociológico, un desastre puede entenderse como una situación que forma parte de una categoría más amplia y produce una importante tensión colectiva, disparada cuando varios miembros de un sistema no reciben apoyo (Labra y Maltáis, 2013). Intervención ante un desastre En la mayor parte de los casos de un desastre es posible intervenir para atenuar los efectos negativos o evitarlos (Myers, 2006). En términos de prevención, los expertos recomiendan a la sociedad medidas básicas y universales como las siguientes: 1. Elaborar planes de emergencia para los servicios de asistencia gubernamentales y no gubernamentales, con el objetivo de estar en condiciones para actuar rápida, eficaz y coordinadamente. 2. Crear equipos de intervención especializados en cada tipo de desastre, en especial los que ocurren constantemente en la región. 3. Poner en marcha sistemas de monitoreo para detectar las señales de catástrofe inminente, por ejemplo, actividad volcánica o formaciones meteorológicas antecesoras de huracanes. 4. Estudiar sistemáticamente la región para identificar y eliminar situaciones u objetos que puedan agravar los efectos del desastre, por ejemplo, limpiar las ramas secas de los bosques para evitar incendios, reforestar zonas susceptibles de inundación, entre otros.
PSICÓLOGOS MEXICANOS ANTE SITUACIONES DE DESASTRE... 3 5. Preparar a la población por medio de conferencias, programas de radio y televisión, manuales, anuncios impresos y ejercicios de simulacro en los edificios públicos, para actuar de manera adecuada. Además, es recomendable que las autoridades regionales apliquen medidas como : 1. Identificar los peligros potenciales para la región, crear planes para reducirlos y actuar en caso de que se hagan realidad. 2. Levantar mapas de las zonas vulnerables a catástrofes, como inundaciones, deslizamientos, avalanchas, entre otros. 3. Crear un programa de entrenamiento del personal local para responder a urgencias, así como ejercicios de simulacro para poner a prueba sus capacidades. 4. Aplicar un programa de educación pública para actuar en caso de desastre. 5. Organizar y mantener sistemas de comunicación, incluyendo uno para alertar a las autoridades y a la población sobre riesgos eventuales. 6. Establecer un sistema de información pública de urgencias. 7. Crear planes para definir las condiciones que podrían constituir una urgencia. 8. Elaborar un inventario del personal y de los recursos tanto del gobierno como del sector privado que pueden estar disponibles en situación crítica. 9. Organizar y mantener un albergue, que incluya sistemas de recepción y cuidado de la población. 10. Establecer acuerdos de cooperación con otras entidades para proporcionarse mutuamente servicios, equipo, personal y otros recursos en caso de un desastre. 11. Elaborar programas regionales y nacionales para asegurar asistencia técnica y financiera.
Estrés postraumático causado por sismos Bases teóricas 4 Cabe mencionar que durante un evento potencialmente catastrófico existe un conjunto de reglas que deben ser respetadas. Las experiencias acumuladas subrayan la importancia de instruir al ciudadano en un conjunto de normas básicas sobre cómo comportarse en el momento del desastre, así como enseñarle a conocer la organización general de su país y la manera como reaccionan los servicios públicos. En este sentido, los expertos indican que es conveniente proporcionar a la población de recomendaciones simples, formuladas en lenguaje llano. Por su parte, Myers (2006) considera esencial un plan de salud mental como parte del auxilio después de una catástrofe, el cual debe coordinar las respuestas de los especialistas y organizaciones en este campo que participen en el servicio. Asimismo, sugiere que cada entidad gubernamental (municipio, ciudad, estado, país) cuente con un plan de salud mental integrado a los planes de emergencia para catástrofes, tal como sucede en Estados Unidos. Dicho plan debe especificar las funciones, responsabilidades y relaciones de las diversas entidades participantes. Otra medida de Myers tiene que ver con ofrecer los servicios de salud mental a los sobrevivientes, los cuales deben incluir un programa de manejo de crisis en los albergues, locales donde se distribuyen alimentos, hospitales, centros de primeros auxilios y oficinas del médico legista. En el largo plazo, estos apoyos deben integrarse con otros servicios humanitarios destinados a los sobrevivientes. Por último, señala que la participación del psicólogo en las actividades descritas anteriormente es fundamental, así como el apoyo a los rescatistas y voluntarios que participan en las diferentes labores de asistencia. Ahora bien, cabe aquí realizar una distinción entre terremoto, sismo y temblor. Si bien la Real Academia Española los considera sinónimos, en algunos países la diferencia radica en la intensidad, es decir, cuando la magnitud es menor a los 6º en la escala de Richter se habla de un temblor y cuando supera los 6º nos referimos a un terremoto. El primero hace referencia a un fenómeno de sacudida brusca
PSICÓLOGOS MEXICANOS ANTE SITUACIONES DE DESASTRE... 5 y pasajera de la corteza terrestre, producida por la liberación de energía acumulada en forma de ondas sísmicas; el segundo puede causar desplazamientos de la corteza terrestre, corrimientos de tierras, maremotos (conocidos también como tsunamis) o actividad volcánica. México y su historia sísmica La República Mexicana se encuentra localizada en un área con alta actividad sísmica conocida como Cinturon Circumpacífico, donde convergen cinco placas tectónicas: Caribe, Pacífico, Norteamérica, Rivera y Cocos. Diariamente, el Sistema Sismológico Nacional (SSN) reporta, en promedio, cuatro sismos con una magnitud igual o superior a 3.5º en la escala de Richter, siendo Guerrero, Oaxaca y Chiapas el 80% de los epicentros. A lo largo de su historia, México ha afrontado diversos terremotos. El primero del que se tiene registro formal ocurrió el día 28 de marzo de 1787. Reconocido como el más grande en el país, también nombrado “el gran tsunami mexicano”, alcanzó una magnitud de 8.6 grados con epicentro en las costas de Oaxaca; provocó uno de los mayores daños en la historia de ese estado, al inundarse todo a su paso hasta 6 km tierra adentro, cerca de Pochutla (hoy Puerto Ángel) y se extendió aproximadamente a lo largo de los 450 km que abarcan las costas oaxaqueñas. En los reportes de la época no se mencionan pérdidas humanas, debido a que era un lugar con poca población. El 19 de noviembre de 1912, en Acambay, Estado de México, se registró un terremoto con magnitud de 7º; los daños fueron importantes en la región, la escasa infraestructura y varios poblados quedaron severa o completamente destruidos. Ocho años después, el 3 de enero de 1920, en Xalapa, Veracruz, se registró un nuevo siniestro con magnitud de 6.4º, provocando la muerte de más de 600 personas debido a deslaves en las laderas del Río Huitzilapan.
Estrés postraumático causado por sismos Bases teóricas 6 El 27 de julio de 1957 tuvo lugar el “Sismo del Ángel”, conocido así debido a que provocó la caída del monumento a la Independencia inaugurado en 1910 por Porfirio Díaz. El epicentro se ubicó en el sureste de Acapulco y tuvo una magnitud 7.8º. La Ciudad de México registró un saldo de 700 muertos y 2500 heridos, lo que lo coloca como el tercero más mortífero en la historia de México. En septiembre de 1985, ocurrió, sin duda, una de la más grandes tragedias de las que se tenga registro en nuestro país. El terremoto con magnitud de 8.1º con epicentro en las costas de Michoacán es considerado el más mortífero; no obstante, la mayor parte de las afectaciones y pérdidas humanas se concentraron en la capital del país. Las cifras oficiales indicaron que fallecieron 5 mil personas; no obstante, otras estimaciones arrojan más de 10 mil decesos, cerca de 50 mil heridos, al menos 250 mil personas sin hogar, más de 770 edificios colapsados o severamente dañados, y pérdidas económicas que representaron 2.1% del Producto Interno Bruto (PIB) nacional y 9.9% del de la Ciudad de México. A finales del siglo xx, en 1999, ocurrieron en Puebla (15 de junio) y Oaxaca (30 de septiembre), dos terremotos con magnitudes de 7º y 7.5º, respectivamente. Según fuentes oficiales, ambas sacudidas causaron la muerte de 52 personas, además de provocar la caída de miles de casas de adobe y generar daños severos a monumentos históricos, hospitales y escuelas (Meza, 2015). Ya en el siglo xxi, se registró el “El Mayor-Cucapah” en Mexicali, Baja California, el 4 de abril de 2010, con una magnitud de 7.2º. Este movimiento originó una falla de corrimiento lateral derecho con 120 km de longitud en dirección a la ciudad fronteriza. Se registraron dos decesos, cerca de 100 lesionados y daños severos en la infraestructura de canales de riego, vivienda, carreteras, puentes, escuelas y hospitales. El 20 de marzo de 2012, en Ometepec, Guerrero, se regsitró un nuevo movimiento telúrico que alcanzó una magnitud de 7.5º. Se
PSICÓLOGOS MEXICANOS ANTE SITUACIONES DE DESASTRE... 7 distinguió por tener la mayor cantidad de réplicas registradas en terremotos mexicanos, con 44 eventos de magnitud superior a 4.5º durante los primeros 30 días posteriores al evento. En comparación con el de 1985, tuvo tres veces más réplicas en ese rango de magnitud. En fechas más recientes, la noche del 7 de septiembre de 2017 registró en los estados de Chiapas y Oaxaca un sismo de 8.2º en la escala de Richter, considerado uno de los de mayor intensidad en los últimos 100 años, con casi un millón de damnificados, 78 muertes en Oaxaca, 16 en Chiapas y 58 367 viviendas con daño total o parcial (Álvarez y Medina, 2018). Un segundo evento ocurrió el 19 del mismo mes y año. El SSN reportó, primero, una de magnitud 6.8º con epicentro en el estado de Puebla, que después fue corregido a magnitud 7.1º con epicentro en el límite entre los estados de Puebla y Morelos. Este terremoto ocurrió a solo dos semanas del sismo de mayor magnitud en casi un siglo, y exactamente a 32 años del más mortífero en la historia del país, ocurrido en 1985. Luis Felipe Puente, coordinador nacional de Protección Civil de la Secretaría de Gobernación, informó al The New York Times, que se registraron 147 personas fallecidas: 49 en Ciudad de México, 32 en Puebla, 55 en Morelos que limita con Puebla, 9 en Estado de México y uno en Guerrero. También mencionó 44 sitios con colapsos en la capital del país (https://www.nytimes.com/es/2017/09/19/temblor-sismo-mexico/). Impacto emocional ante el desastre El Instituto Mexicano de Psiquiatría (ahora Instituto Nacional) y la Dirección General de Epidemiología de la Secretaría de Salud, evaluaron el impacto que tuvo el sismo de 1985 y encontraron en la población valorada (524 sujetos) que 32% presentaba estrés postraumático. En segunda evaluación, con 641 personas que se encontraban en albergues en la Ciudad de México, 96% había tenido
Estrés postraumático causado por sismos Bases teóricas 8 pérdidas materiales, 28% familiares y amigos, y presentaron estrés postraumático 18% con ansiedad generalizada y 14% estados depresivos. También menciona que, en México, 13% de la población urbana estuvo expuesta a una situación de desastre, la cual oscila entre 18 y 65 años, y se encontró que la exposición a estos eventos se asoció con niveles importantes de ansiedad y trastornos del estado de ánimo en el año del desastre. En la investigación realizada por el programa de atención psicológica del IMSS, sobre las características epidemiológicas del daño, Padilla (1986) detectó que la población cubierta presentó en 73% de los casos, crisis leves y compensadas. De esta población, 16% sufrió crisis con descompensación moderada, mientras que 11% lo hizo con descompensación aguda. De igual manera, Slaikeu (2000) afirma que los síntomas posteriores a un desastre son concomitantes con la ansiedad y la depresión. Esto hace pensar que, aunque la variedad en los eventos desencadenantes de crisis es múltiple, incluso dentro de los mismos desastres, la crisis se puede desatar por la pérdida de vidas, materiales, desapariciones, entre otras, y hay ciertas características similares en la vivencia de crisis, como: desorden, negación, intrusión, translaboración y terminación. El desorden es entendido como el conjunto de conductas emitidas justo después del desastre; la negación, que puede funcionar como una manera de atenuar el impacto de este, consiste en un intento de omisión de la realidad latente por el evento; la intrusión se define como un abarrotamiento de ideas y sentimientos de dolor, aparición de pesadillas y flashbacks, entre otros; en la translaboración las personas logran expresar pensamientos, sentimientos e imágenes que habían permanecido guardadas y que ahora empiezan a tener un nuevo significado; por último, la terminación, llamada también nuevo comienzo (Bridges, citado en Pineda y López-López, 2010) consiste en un momento de reintegración o adaptación de la experiencia vivida a la historia de vida.
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