RESILIENCIA ANTE SITUACIONES DE DESASTRE 161 planta se encuentra la capacidad para buscarle sentido a la vida. En la segunda planta hay varias habitaciones: la autoestima, las aptitudes personales y sociales, así como el sentido del humor. En la buhardilla hay una habitación abierta para las nuevas experiencias por descubrir. (entrevista en línea) En situaciones de desastre, enfocarse en promover la resiliencia de las personas o de la comunidad no tiene que ver con excluir el dolor o la tristeza, no se trata de negar o bloquear las emociones de malestar, más bien de permitir que las personas y las comunidades utilicen los recursos con los que cuenta. Un tema importante al trabajar en situaciones de desastre, es hacer preguntas relacionadas con el significado que la persona asigna al tema que la preocupa y la hace solicitar la atención psicológica; seguir a la persona en lo importante para ella en ese momento, escuchar lo que necesita y proporcionar únicamente la ayuda que en ese instante solicita, así como orientarse hacia sus fortalezas y resiliencias naturales con las que cuenta (Miller, 2006). Lo anterior es clave para una atención que brinde beneficios a quien consulta, los cuales deben ser entendidos en función de sus propias necesidades y preocupaciones, entre los que se encuentra el dar pasos para mejorar la ansiedad que pueda estarse experimentando. Hacer uso de las emociones positivas abre también el camino a la resiliencia. Fredrickson (2009) encuentra en estas el corazón de la resiliencia; sus investigaciones han demostrado que tienen efectos benéficos y duraderos, en la medida que prepara para momentos difíciles en el futuro, incluso, pueden contribuir para solucionar cuestiones relacionadas con el desarrollo y crecimiento personal, y aquellas que tienen que ver con los vínculos sociales. Esta autora centra su estudio en diez emociones: alegría, gratitud, serenidad, interés, esperanza, orgullo, diversión, inspiración, admiración y amor. En situaciones de desastre es prudente permitir la expresión de la esperanza y el optimismo. La primera es una emoción que surge ante las dificultades y promueve una mayor recuperación ante situaciones estresantes.
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