RESILIENCIA ANTE SITUACIONES DE DESASTRE 165 De inicio, es importante permanecer en calma, brindar apoyo y contención, sostener y acompañar a quien está en crisis o necesita la ayuda. Acorde con la situación, se recomienda solo participar durante un tiempo breve, salir de la zona de desastre, descansar y recuperarse antes de poder regresar y nuevamente poder brindar ayuda de calidad. Por lo anterior, se vuelve trascendente que quien brinda la ayuda, cuente con un lugar que lo contenga y acoja, no solo nos referimos a un espacio físico, sino al apoyo que puede proporcionar buena supervisión durante el proceso. Además de dotar de herramientas y asesoría que en ese momento se requiera para apoyar a quien está en crisis, debe ser una zona segura para el desahogo y apoyo cognitivo y emocional. Asimismo, se vuelve de suma importancia que se monitoree a quienes brindan cualquier ayuda, ya que la experiencia muestra que suelen ocuparse a tal grado del bienestar de los demás, que pueden llegar a poner en riesgo su propia salud psicológica. Se requiere vigilar tanto la alimentación como el descanso, de otra manera, la calidad de la ayuda brindada puede decaer y, en el peor de los casos, el(la) terapeuta que presta la ayuda puede llegar a convertirse en un problema y no en parte de la solución. Otra recomendación que, por lo general, se olvida, es conocer la cadena de mando y principales lugares dónde recurrir para resolver problemas que las personas afectadas puedan presentar. Miller (2006) recomienda ser flexibles con la organización y con los compañeros de trabajo. En diversas ocasiones, el(la) terapeuta debe dar apoyo emocional también a los trabajadores o quienes realizan labores de apoyo, ya que es fácil que se presente la frustración o la desesperanza en el grupo de ayuda. Por último, es necesario que, al brindar apoyo psicológico, se destaque la relación con el servicio de apoyo y no tanto con un(a) psicólogo(a) en particular, dado que quienes brindan el servicio solo
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