Estrés postraumático causado por sismos Bases teóricas 188 de una institución, pero puede conformarse por cuidadores que pertenecen a distintas organizaciones. Es un proceso planificado para 20 sesiones, de tres horas cada una, que se celebran a la semana o cada 15 días; se incluyen dos sesiones adicionales de seguimiento a los tres y seis meses después de concluido el último encuentro. Cabe mencionar que la intervención puede extenderse en el tiempo y a través de un nuevo acuerdo entre los participantes y la directiva de la organización correspondiente. Quien conduce la terapia en un grupo de contención tiene a su cargo varias tareas, una de las más importantes es la creación material del grupo, actividad que implica una planificación cuidadosa. Este cometido se realiza de manera directiva y estructurada, considera la base del proceso y ocupa la mayor parte de los primeros encuentros hasta su consolidación, que se logra después de, al menos, 10 sesiones. Otra de las tareas fundamentales del(la) terapeuta es la creación de una cultura de grupo, labor que se hace posible al operar de manera indirecta, esencialmente a través del modelado y moldeamiento de la comunicación y relaciones interpersonales al interior del grupo; es decir, debe crear las condiciones que maximizan el potencial curativo de la dinámica grupal. En adelante, su actividad estará centrada en mantener dichas condiciones, de tal manera que el beneficio pueda extenderse a cada uno de los participantes. Con relación a la cultura de grupo, se debe establecer una modalidad específica de comunicación, abierta, directa, honesta y emotiva, centrada en el aquí y el ahora; de esta manera, se busca entrar en operación y potenciar el efecto de los elementos terapéuticos siguientes: 1. Creación de un grupo cohesivo. A partir de la libre interacción y bajo la guía del terapeuta, se establecen las condiciones para formar una identidad de grupo, sustentada por un contexto de seguridad y aceptación mutuas. Una comunidad significativa
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