PROCEDIMIENTOS DE EVALUACIÓN E INTERVENCIÓN... 213 Discusión y conclusiones Los datos de comportamiento térmico sugieren la capacidad de regulación emocional de los participantes: algunos alcanzan a revertir la temperatura periférica mediante las estrategias de relajación sobre la experiencia emocional traumática, mientras que otros no lograron incrementar su temperatura nasal con la intervención psicológica. Se recomienda dar un seguimiento a este último grupo al mes del desastre natural y a los tres meses para evaluar de nuevo su temperatura como un termobiomarcador de la actividad simpática-parasimpática. En aquellos participantes que persista el mismo comportamiento térmico requerirán un mayor nivel de atención psicológica especializada para la desactivación fisiológica y manejo de los pensamientos negativos. Una teoría neurofisiológica clínicamente útil para explicar los cambios psicofisiológicos transitorios de un estado negativo hacia uno positivo y viceversa, es la Teoría polivagal, desarrollada por el neuropsiquiatra Steven Porges (2003), la cual explica el funcionamiento autonómico que facilita un estado afectivo de rechazo e involucramiento social: si el sujeto se encuentra en un estado de distrés manifestará conductas afectivas de lucha-huida social con respuestas somáticas incrementadas, aumento de la presión arterial, la frecuencia cardiaca (predominio simpático); si continua incrementando su nivel de activación llegará a la fase Freeze, que, como su nombre lo indica, inmoviliza al sujeto para reaccionar ante cualquier demanda decrementando la temperatura periférica, el tono facial e inhibiendo el contacto social cara a cara. Si la persona logra a recuperarse y disminuye el nivel de activación fisiológica logrará entrar en un estado de enganche social, el cual inhibe cualquier conducta defensiva, promoviendo las relaciones sociales afectivas con un predominio de actividad nerviosa parasimpática. Este último estado promueve
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