Estrés postraumático causado por sismos Bases teóricas 62 suficientes para explicar la alta prevalencia de depresión y ansiedad en la población general de adultos (Nemeroff et al., 2006). El TEPT es un producto dinámico de la exposición a un desastre, se ha investigado la gravedad del mismo y la vulnerabilidad genética que es un disposicional a mostrar síntomas. La investigación con veteranos de la guerra de Vietnam ha ayudado a clarificar las contribuciones relativas de la genética y la influencia del medio ambiente en la patogénesis del trastorno. Estudios controlados con gemelos monocigóticos han demostrado asociación entre la severidad del combate y la presentación del TEPT; mientras que en el sudeste de Asia, estos mismos pero con gemelos monocigóticos y dicigóticos también evidencian la contribución genética a la severidad del trauma. Otros estudios han sugerido también una vulnerabilidad genética a los síntomas del TEPT, independiente del efecto de la exposición a combates y de la influencia genética sobre esa exposición (Nemeroff et al., 2006). El conjunto de estos hallazgos permitió sugerir lo que se denomina control genético de la exposición al medio ambiente. El hecho de que varias personas experimenten estrés traumático, pero la mayoría no desarrollan el trastorno ha estimulado la investigación epidemiológica; es una epidemia en todo el mundo que tiene en cuenta que se produce más a menudo con niños, adolescentes, jóvenes y adultos de mediana y mayor de edad que cualquier enfermedad médica grave (Ford, 2009). De acuerdo con Julian Ford, la prevalencia de TEPT es 3.5% en la población general y se eleva en poblaciones con altos índices de exposición a eventos traumáticos, tal como ocurre con los soldados en la guerra (2.7%). Los factores estresantes traumáticos ocurren con más frecuencia de lo que pensamos, afectando a más de la mitad de los adultos y 2 de 3 menores a 16 años que en algún momento han experimentado un trauma psicológico; de estos, solo se desarrolla en 0.5%, pero los recuerdos y síntomas angustiantes ocurren en 1 de cada 8 (13%) y de 33% a 40% de los niños que sufren la muerte
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