2 Estrés postraumático causado por sismos. Programa de intervención presenta la persona. Es conveniente, en primer lugar, invitar a la persona a sentarse en un lugar privado, cómodo, iluminado, ventilado, pero si esta tiene síntomas importantes de ansiedad, podría acompañarla caminando, invitándola a hacer respiraciones profundas y a conversar. En segundo lugar, es importante contar con la información necesaria de cómo vivió la persona el evento traumático, para lo cual se le puede preguntar qué ocurrió, qué información tiene y qué tipo de ayuda necesita. En este sentido, quien provee los primeros auxilios psicológicos tendrá que estar informado y contar con un directorio de referencia para poder apoyar a la persona de la mejor manera, ofreciéndole servicios, números telefónicos, o bien, lugares de referencia donde pueda atender sus necesidades prioritarias. En tercer lugar, será necesario normalizar los síntomas que está presentando y explicarle a la persona los más frecuentes del estrés agudo, así como sus componentes: reexperimentación o introducción, disociación, evitación, ansiedad y ánimo negativo; aquí es importante transmitir optimismo al mencionar que lo más probable es que estos disminuyan después de 72 horas. En esta etapa se requiere conocer si la persona, a lo largo de su vida, ha presentando algún otro trastorno asociado que podría reactivarse a partir del evento traumático, como es la sintomatología depresiva, conductas de ansiedad, problemas de consumo de sustancias o conductas asociadas al suicidio. En este caso, será primordial la canalización del caso, puesto que la responsabilidad de la persona que brinda los primeros auxilios psicológicos también tiene que ver con determinar si la persona requiere una evaluación psicológica completa o canalización al servicio de psiquiatría. Especial atención merecen aquellas personas que se encuentran bajo tratamiento farmacológico, a quienes habrá que acercarlos para evitar que suspendan su tratamiento. Consolar a la persona mencionando que, en el caso particular de los desastres naturales, la gran mayoría de las personas lograrán recuperarse; por lo regular, las comunidades muestran solidaridad y cohesión, lo cual ayuda a la recuperación. No obstante, será importante monitorear tres meses después, los síntomas de estrés, sintomatología depresiva, somatización y conductas asociadas al suicidio, debido a que algunas personas, además del desastre natural, viven pérdidas asociadas a este que los ponen en riesgo de desarrollar un trastorno mental (Raphael, 1986) (Figura 1.1).
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